La OMT se pronuncia sobre las recomendaciones de viaje
Avisos a los viajeros contra la falsa publicidad.
Los avisos a viajeros no son freno al turismo
A 100 años del primer aviso a viajeros, hecho por la delegación alemana en Estados Unidos con respecto a la Primera Guerra Mundial, este tema quieren más actualidad que nunca.
Si bien es cierto que un aviso de problemas de seguridad puede congelar el turismo por completo hacia un destino, el bienestar del viajero ha de ser prioridad en la gestión de las amenazas. Para ello, la OMT ha establecido una serie de criterios para evitar tanto una falsa y perjudicial mala publicidad como irresponsabilidad a la hora de alertar al turista.
Un caso reciente de mala publicidad fue la que cubrió a Egipto. Tras un complicado 2014, el sector turístico comienza a tener una recuperación, similar a la que comienza a vislumbrarse en Kenia. Este país africano presentó problemas en regiones muy específicas, pero su imagen general fue marcadamente deteriorada.
El ejemplo más destacado de una recuperación de imagen es el caso de Colombia, que presentó el año pasado un crecimiento del 12% en los arribos de viajeros.
Cuestión de transparencia
Según la OMT, el factor fundamental para evitar mala publicidad es que los gobiernos sean claros sobre qué regiones de su país presentan un riesgo para el viajero.
Una comunicación oficial implica un compromiso y por tanto es más creíble que una noticia en un periódico. Los atentados, las catástrofes naturales, las epidemias y los conflictos deben ser correctamente informados a los países emisores, a través de avisos oficiales al viajero.
Para evitar una crisis de reputación se debe ser lo más veraz posible, puesto que las posiciones oficiales que minimizan las situaciones de conflicto corren el riesgo de desmoronarse si le sucede algo a un turista.
Al mismo tiempo, estos avisos oficiales deben actualizarse periódicamente, para evitar que una alerta que colocada en la Internet por tiempo indefinido, cuando la situación en el país realmente ha cambiado.
La mejor política en estos casos es evitar que alguien cuente lo que sucede en el país antes que el gobierno de su propia versión de los hechos.