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Viviendo La Cultura Maorí En Nueva Zelanda
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Seamos realistas: aunque en teoría somos capaces de ir a cualquier parte, el tiempo es implacable y algunos destinos son simplemente demasiado exigentes.
Aun cuando de mayores los disfrutemos igual, no es lo mismo cuando todavía contamos con la juventud para gozarlos a plenitud.
No dejes para mañana lo que podrías hacer hoy, así que si aún no has hecho todo lo de esta lista, pues que te sirva de inspiración.
Rezar en Angkor Wat
La estructura religiosa conocida más grande que haya visto la humanidad tiene más de 200 kilómetros cuadrados al descubierto. Originalmente dedicado a Vishnú, albergó por períodos religiones hinduistas y budistas. Es tan importante que figura en la bandera de Camboya.
Senderismo en Nepal
No todo en Nepal es el Everest: este país de montaña es perfecto para los amantes del senderismo que tienen tiempo suficiente, buen calzado y una mochila ligera. Uno de los circuitos más importantes es el de Annapurna, que muestra la maravillosa naturaleza del Himalaya.
De regreso a las culturas clásicas
¿Qué tal visitar las islas griegas en barco? Es mucho menos caro de lo que se cree, y no hay como visitar las más de cien islas que Grecia guarda orgullosa. Recorrer las Jónicas, las Sarónicas y el Dodecaneso para terminar en Ítaca tras los pasos de Ulises es un sueño infantil a tu alcance.
Pernoctar en un hotel de hielo
No importa si estás en Europa o en América: los hoteles de hielo siempre están presentes en invierno para que los disfrutes. No te creas mucho lo del frío: este resorts maravillosos tienen todas las comodidades de cualquier hotel, con el extra de un glamour irrepetible.
Escalar una gran montaña
No tiene que ser el Everest (que también), pero escalar una montaña es algo que hace que una persona crezca espiritualmente. El sentimiento de llegar a la cima tras el esfuerzo no tiene comparación. Y mejor ir con amigos: como dijo un famoso poeta, “subir lomas hermana hombres”.
Contemplar las auroras boreales
Este fenómeno natural puede contemplarse en países como Noruega, Finlandia, Rusia, Suecia, Canadá o los EE.UU. Basta con elegir el momento del año adecuado: muchos de estos lugares tienen la infraestructura turística necesaria que garantiza la experiencia.
El hotel en un árbol
Este concepto desarrollado por Hollywood ha pegado muy bien en el gusto popular. Hay hoteles que se aprovechan de la idea en los cinco continentes: desde grandes y de alto lujo hasta otros ecológicos y apegados a la naturaleza.
Un cóctel en el cielo
No hay nada más romántico y espectacular que una cena o unos tragos cerca del cielo en la azotea de un hotel de lujo. Por supuesto que dolerá en la cartera y no todos podemos hacerlo todos los días pero una noche de lujo, por ejemplo, en el Vértigo and Moon Bar de Bangkok es una experiencia de vida.
Viajar la Carretera Panamericana
Esta enorme carretera cruza en 25.000 kilómetros desde Alaska (EE.UU) hasta Buenos Aires (Argentina). Este completo viaje por tierra encierra toda la cultura de un continente, que solo es interrumpido por el tapón de Darién entre Panamá y Colombia, que hay que salvar por mar o aire.
Una noche en el desierto
A pesar de lo que se piensa, el desierto es un ecosistema donde hay mucho que ver y que disfrutar. Pero las noches son espectaculares. Y es que los cielos nunca están empañados por nubes u otras luces, así que las estrellas parecen más cercanas. Y tenemos desiertos en todos los continentes.