Un paseo por Tamarindo
¿Ya conoces Tamarindo en Costa Rica? Descubre todo lo que se logra disfrutar en ese lugar.
Olas, tortugas y bellas playas
Este antiguo pueblo de pescadores de Costa Rica es el lugar para vacacionar para los amantes del surf, la pesca deportiva, el submarinismo o simplemente si quieres relajarte en una fantástica playa del Pacífico y disfrutar del sol.
Desde octubre hasta mayo, puede disfrutarse el espectáculo del desove de las tortugas laúd, las más grandes del mundo, con una longitud de 2 metros y un peso de más de 600 kilos.
Estos gigantes buenos, en peligro de extinción, tienen refugio seguro en el Parque Nacional Marino Las Baulas, el Refugio Natural de Vida Silvestre Tamarindo y las playas Grande, Langosta y Ventanas, donde los turistas tienen la oportunidad de aprender y apreciar a estos reptiles.
El pueblo está situado en la bahía del mismo nombre, parte del Golfo de Papagayo. Esta se extiende entre el cabo Velas y la punta San Francisco. En ella puede disfrutarse de las playas Grande, Langosta y Ventanas. Las islas Capitán y Verde también están abiertas a la aventura, justo enfrente a la costa.
Un pueblo crecido por el turismo
A Tamarindo se puede llegar por carretera, por autobús o cuenta con su propio aeropuerto local, o volar directamente a su aeropuerto local a través de las compañías Sansa y Nature Air, que enlazan al Aeropuerto Internacional Juan Santamaría con Tamarindo en vuelos diarios.
Todo el año es bueno para disfrutar de este polo turístico, con altas temperaturas y un clima tropical perenne. Hasta principios de los 80, Tamarindo era un pueblo de pescadores de pargo rojo y róbalo y no existía apenas como pueblo.
Pero cuando los turistas extranjeros se familiarizaron con sus puntos para el surf, el precioso paisaje y las extensas playas de arena blanca y empezaron a organizar eventos internacionales de deportes marinos, Tamarindo empezó a crecer bajo la presión de la demanda.
Hoy en día dispone de una infraestructura en continuo crecimiento y acceso a servicios de primera calidad. Tamarindo se ha convertido en un asentamiento multicultural y cosmopolita, donde no faltan los hoteles, casas de alquiler, buenas tiendas, galerías de arte, casinos y, por supuesto buenas olas para surfear.